LA BRECHA SALARIAL DE GÉNERO EN ESPAÑA

 Con las cosas del comer hemos topado. Resulta que en España, de los últimos datos que tenemos que son del decenio 2012 al 2022, hemos sido capaces de reducir la brecha salarial de género por hora trabajada nada más y nada menos que 10 puntos: del 18,7 al 8,7. Es una muy buena noticia aparentemente, que publicaba El País en su edición digital del 18 de septiembre de éste año.

Ahora bien, si nos vamos a la realidad del mercado de trabajo, la cosa pinta muy distinta. Porque como todo, depende de los datos que se miren. En España existe una diferencia muy notable derivada de la educación que se recibe, de la edad de las personas, y del género que se posea. A más edad, el nivel educativo de las mujeres es menor, o al contrario, a menos edad el nivel educativo de las mujeres es mayor. Eso que implica, pues todo en su vida laboral, y por ende en su desarrollo vital. De la educación depende en primer lugar el salario al que se puede aspirar, los puestos de responsabilidad a los que se puede llegar y el acceso a determinados ámbitos laborales que de otra manera están vetados. Depende también el tipo de trabajo al que se puede aspirar, ya que, el trabajo a tiempo parcial es básicamente femenino: de cada 100 trabajadores a tiempo parcial, 73 son mujeres. Y eso que significa, pues que si se tiene un trabajo a tiempo parcial, se tiene menos ingresos, con lo cual tenemos otra discriminación en el reparto de la riqueza de los trabajadores. Y si se tiene menos ingresos, menos capacidad de tener una educación superior, y así nos podemos encontrar en un círculo vicioso difícil de salir. Pero como he dicho más arriba, es cuestión de educación y de edad, y conforme las cohortes de edad van saliendo del mercado laboral, mas equidad laboral existe entre géneros. Es decir, como se decía antes, vamos progresando adecuadamente.

El origen de esta desigualdad por edad lo encontramos en unos sistemas educativos que hunden raíces en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, en el que, aparte de que pocos se podían permitir educación superior, estaba pensado para un sistema de roles masculinos y femeninos en el que el sustentador de la familia debía ser el hombre, y la mujer se incorporó tarde a la educación superior, y en ámbitos muy feminizados,  y al mercado laboral. Lógicamente, todo cambió a partir de la década de los 80 y 90 en adelante y a través de los nuevos sistemas de estudios y becas generalizadas dieron como resultado los datos que actualmente se tienen, sobre todo para las nuevas generaciones.

Como he dicho anteriormente, los nuevos sistemas de educación han dado como resultado un vuelco de los niveles de educación superior a favor de la mujer en las cohortes más jóvenes, y por tanto facilitando la equidad laboral en materia de retribuciones, con incidencia en los demás ámbitos de la vida. Por todo ello hacen falta reforzar las políticas públicas y educativas de promoción de la educación en igualdad de género, de promoción de los estudios STEAM para evitar profesiones muy masculinizadas, y promoviendo en general un incremento de mayores niveles de educación en sectores con mas desigualdades retributivas, sobre todo promoviendo la capacitación por competencias, en los denominados Certificados de profesionalidad, que acreditan mediante la experiencia profesional el alcance a efectos profesionales de niveles educativos desde básicos, medios, y hasta superiores con iguales efectos que los títulos básicos, de grado medio o de grados superior profesionales.

Aunque se ha andado mucho camino, aún queda por hacer.

Basado en la noticia:

https://elpais.com/economia/2024-09-18/la-brecha-salarial-de-genero-se-reduce-diez-puntos-en-una-decada-en-espana-hasta-el-87.html


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