FINAL DE ETAPA

 Esta es mi última entrada para el curso de #aprendeigualdad del Inap. En estas cuatro semanas he aprendido, en primer lugar que para aprender, hay que desaprender cosas que se dan por ciertas, en segundo lugar que es la igualdad, en tercer lugar el largo camino que hemos andado para llegar donde estamos en materia de feminismo e igualdad, en cuarto lugar el desarrollo fundamental de las políticas públicas en materia de feminismo, igualdad y contra la violencia de género, en quinto lugar las estrategias y herramientas para la igualdad de mujeres y hombres, y en sexto lugar la ciudadanía activa en materia de igualdad o como desde nuestra convivencia con los demás podemos fomentar la igualdad con pequeños gestos, actitudes, y comportamientos.

Ahora bien, como conclusión final, ¿qué podemos hacer como empleados públicos para impulsar la igualdad entre mujeres y hombres, hombres y mujeres? En mi humilde parecer y tras cuatro semanas de formación, estos serían las principales actuaciones:

 En primer lugar estar bien formados en materia de igualdad en todas sus facetas, y especialmente en la materia en la que estamos realizando nuestro trabajo. No siempre se le da la importancia que se debe a la formación en materia de igualdad, pero es fundamental.

 En segundo lugar, aprender y sobre todo aplicar, toda la normativa en materia de igualdad, tanto a nivel estatal, como autonómico o local. Si no se tienen los conocimientos jurídicos básicos en la materia, difícilmente se pueden aplicar correctamente.

En tercer lugar, denunciando las actitudes machistas y protegiendo a la mujer en todos los ámbitos en los que nos podemos relacionar (desde nuestra relación con compañeros y compañeras hasta la atención a interesados en procedimientos administrativos, etc...). Importancia tiene, como empleados públicos, detectar situaciones que pudieran suponer casos de violencia de género, e informar tanto a la víctima como a los órganos encargados de apoyo a la misma,  aplicando los protocolos de protección establecidos.

En cuarto lugar aplicar la perspectiva de género a todos los trabajos,  gestiones, o resoluciones, etc... de las que seamos responsables, tanto a nivel de lenguaje empleado (promoviendo el lenguaje neutro  y fácilmente comprensible) como a nivel de contenido.

Y en quinto lugar, aplicar en nuestra relación con el ciudadano y la atención al público un lenguaje inclusivo y neutro, y una actitud, comportamiento y gestos evitando los micromachismos que cuestan eliminar, en tanto que el interesado sea mujer como sea hombre.

Como siempre he dicho, la igualdad es una carrera de fondo, que no se termina, sino que va por etapas hasta su consecución. Vamos por buen camino, solo hace falta un empujón para conseguirla.

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